Anteayer, se encontraron dos escorpiones en pasillos cercanos a terapia intensiva; hace seis años se implementó un programa de prevención de picaduras por los riesgos
No es la primera vez que los profesionales y los pacientes del Hospital de Niños porteño se cruzan con escorpiones. Anteayer a la noche, después de que en el último mes se conocieron varios casos de picaduras de esos arácnidos, aparecieron dos ejemplares en los pasillos cerca del área de terapia intensiva del hospital Gutiérrez.
Apenas se dio la voz de alarma, personal de guardia del Servicio de Toxicología capturó a los escorpiones. «No picaron a nadie. Se encontraron fuera de las áreas de internación», afirmó ayer Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del hospital ubicado en Sánchez de Bustamante 1339.

Desde 2011 allí funciona un programa de prevención de picadura de alacranes -como popularmente se llama a los escorpiones-. Ese año, un ejemplar picó a una médica mientras dormía. El arácnido estaba entre las sábanas de la cama. El verano pasado, un residente encontró otro en el área de neonatología. Y, así, varios profesionales recuerdan haber visto más ejemplares estos años.
El edificio está ubicado entre Recoleta y Palermo, dos barrios en los que cada vez más vecinos denuncian la presencia de escorpiones. «Palermo y Villa Crespo son las zonas de la ciudad con más casos últimamente -agregó López-. Están apareciendo más en todo el país y por varios motivos. Viven en lugares oscuros, como las cañerías, y salen habitualmente después de la lluvia o con lluvia y calor. Generalmente, son de hábito nocturno.»
El programa del Gutiérrez, según detalló López, incluye el sellado de rejillas, el uso de tapones en las duchas y los lavatorios y la eliminación de cuartos con elementos en desuso o residuos. «A veces se ocultan en los zapatos que están guardados y entre las sábanas sucias para lavar. En este caso, estaban caminando por los pasillos», dijo el especialista.
El plan, que funciona desde hace seis años, apunta más a que los escorpiones no salgan por las rejillas desde las cloacas o las cañerías del hospital ni que quede ropa o calzado guardado durante mucho tiempo en los armarios del personal o se acumulen sábanas para lavar. Sobre la fumigación para controlar plagas como las cucarachas, que integran el menú de los escorpiones urbanos, explicó que habría que usar «un insecticida más potente» y vaciar salas. Eso «es imposible» en un hospital con chicos internados.
«Es una de las picaduras más dolorosas que hay -continuó López, que es infectólogo-. Se inflama rápidamente. Dos características típicas son el enrojecimiento y el aumento de la temperatura de la piel en el sitio de la picadura. En ese caso, hay que aplicar compresas frías o hielo en la zona y consultar rápido en el hospital más cercano, donde decidirán cómo seguir el tratamiento.»
Comentó que el suero que se aplica cuando el ataque es de un ejemplar venenoso (también los hay ponzoñosos) actúa especialmente dentro de las dos primeras horas desde el momento de la picadura. «Es una neurotoxina que actúa sobre el sistema nervioso autónomo, que es el que regula funciones como la frecuencia cardíaca, la presión, la salivación o la producción de lágrimas -explicó López-. Por eso es grave el riesgo, ante la duda, de no concurrir a un hospital lo antes posible: la picadura puede provocar convulsiones con fiebre muy alta, hipertensión y paro cardíaco.»